miércoles, 22 de mayo de 2013

LOS GRUPOS DE APOYO ¿PARA QUÉ?

El pasado día 10, dos compañeras monitoras de lactancia me pidieron acompañarlas y presentar y moderar sus charlas sobre lactancia materna. Esta vivencia y la preparación de la misma, junto con lo que allí aconteció esa tarde, me llevan a hacerme una pregunta, que os podéis hacer muchas de vosotras y vosotros cuando visitáis nuestro blog sobre lactancia materna y grupos de apoyo: ¿para qué un grupo de apoyo?, ¿qué me puede aportar a mí como madre/padre lactante un grupo de apoyo?.

Cuando yo estudiaba en la Universidad, me sentía muy atraída por los temas relacionados con la infancia, y durante los años posteriores fui trabajando con niños y niñas y sus padres y madres, y me seguí formando, buscando una forma de llegar a esos niños y niñas y a sus familias y poder entender las conductas de los mismos y sus emociones. En esta búsqueda, afloró en mí el deseo de tener un bebé, y me lancé a esta aventura, que no tiene retorno. Cuando decidí junto a mi pareja ser madre no me podía ni imaginar lo que esto iba a suponer en mi vida, los comentarios de la gente son: un hijo te cambia la vida y yo pensaba: no será para tanto…. Pero sí lo es. 

Mi embarazo avanzaba y mi tripa crecía, y con forme se aproximaba el momento del parto aparecían en mi cabeza ciertas preocupaciones como: “ y cuando llegue con mi bebé en brazos a casa, ¿qué voy a hacer, qué vamos a hacer?, yo lo comentaba en voz alta con mi pareja, pero él me respondía: no adelantes acontecimientos, cuando llegue el momento ya veremos cómo lo resolvemos. Y claro que lo vimos, lo vimos, lo sufrimos, lo sentimos…. Y la conclusión fue: qué me pasa, qué le pasa a mi pareja y qué le pasa a mi bebé: estará bien, por qué tiene costra láctea, por qué hoy llora más, estará enferma, se acostumbrará a los brazos, se chupará el dedo por no ponerle chupete, …. El miedo se apoderó de mí y de mi pareja, porque sí yo sabía cambiar pañales, (tengo un hermano doce años menor que yo al que le cambiaba pañales, bañaba y alimentaba)… pero eso de amamantar… cómo se hace, cómo era aquella foto de aquel libro en el que lo explicaban para evitar las grietas, las mastitis…. ¡cuántas cosas en tan poco tiempo y con un bebé que no tiene botón de “pause” .

Yo llegué a un grupo de apoyo tras unas grietas y una situación de angustia generaliza y de desamparo que no me podía explicar, porque lo propio sería estar feliz y radiante. Pero yo no me sentía así: ¿era un bicho raro? Con el tiempo, en el grupo descubrí que no, que otras mujeres sentían lo que yo; que lo que les pasaba a otras me servía de reflejo y me ayudaba para aplicarlo conmigo misma y con mi bebé; que podía prepararme sin angustia ante lo que me esperaba conforme mi hija iba creciendo, escuchando los testimonios de mamás con bebés más mayores. Me sentí acogida, no juzgada, y acompañada…. Y mi pareja también. Pude encontrar información fiable, que ni siquiera otros profesiones sanitarios me habían ofrecido, con respecto a temas que me preocupaban sobre mi salud y la de mi hija, y tomar decisiones al respecto valorando todas las posibilidades. Me sentí más libre, y más capaz de gestionar mi salud y la de mi familia. Y me encontré con otras mujeres, madres, padres, bebés, niños y niñas… que me han acompañado en mi camino de reencuentro conmigo misma….

De esto hace ya tres años y medio, hace dos que soy monitora de lactancia, y cada vez veo más necesaria la labor de los grupos de apoyo y las monitoras, las mujeres necesitamos sentirnos acompañadas y necesitamos recuperar la confianza en nosotras mismas, que esta sociedad se empeña en arrebatarnos; nuestras criaturas necesitan ser acogidas, acompañadas, escuchadas, respetadas y atendidas desde el amor y el placer, y en todo esto, la lactancia tiene algo que ver.


                                             Ana Isabel Córdoba, Monitora de lactancia, psicóloga, educadora de masaje infantil y doula.

No hay comentarios:

Publicar un comentario